Renuncias

Con tres películas en marcha, más alguna recién terminada, se acumulan las renuncias, que cuando se trata de hacer cine es lo que más coleccionas. Leo una vieja entrevista con Lisandro Alonso en el Festival de Gijón del 2006 y me resulta muy aleccionadora. Pienso que se le dan demasiadas vueltas a esto del rodaje y las camaritas. Que si el 35mm y el digital y la dirección de actores y yo me lo monto de aquella manera.

Fue mucho más artístico migrar el sistema de gestión escandinavo de almacenes de aquella multinacional donde trabajé, pero jamás saldrá publicado a doble página en Cahiers. A menos que haga de ello un plano secuencia estilo apichapón.

En los cajones me queman unos carretes de super8 blanco y negro que sobraron. Se trata de usarlos clandestinamente, para hacer una película sin pases test, sin versiones de montaje, sin expectativas de sumisión.

También quiero comprar una mini impresora portátil estilo ésta de Dell, una especie de Polaroid cibernética renacida, y elaborar un cuaderno impreso de lo inmediato con ella. (A ver si alguien lee esto y muerde…)

Y finalmente, algo para leer.

Hiperactividad

Como nos han colocado unos cuantos «deadlines» estamos en la nueva oficina acabando varias pelis.
«Rodilla» tiene que estar listo para junio, porque así nos lo exige el premio que nos dieron en el Cinema Jove el año pasado. También se le están dando los últimos retoques digitales a «Estigmas«.
«Esquivar y pegar» ha sido adquirido por Televisió de Catalunya, así que no podemos colgarnos mucho y tenemos que acabarlo pronto.
Por supuesto, habrá estrenos de todo este catálogo……
En breve, más.

Pequeñas, móviles, inteligentes….

En 1974, Mr. Robert Fripp profetizó la muerte de los dinosaurios y el nacimiento de las «pequeñas, móviles, independientes unidades inteligentes» que iban a tomar el relevo en la música popular.

A medida que tomo parte en un rodaje de cine al uso en pleno 2008, más me viene a la cabeza la frasecita de Fripp, y me conmino a aprovechar de otro modo las oportunidades que va creando la plebeyización de la tecnología. Algo no hemos entendido bien, y quizás debemos replantearnos de ahora en adelante la definición de la palabra «profesional».

De Efimera saco unas predicciones para el año 2015 en las que nosotros y nuestro trabajo no encajamos… Espectáculos en vivo pujantes, nada de espectros proyectados en salas públicas, eso se acabó …

Flood

Manolo Martínez, el prota de Estigmas, está escribiendo sus impresiones diariamente en brunomarotti.com.

Por mi parte, y aunque llegue a casa cada día un poco más tarde, intentaré estos días dar cuenta del reverso de la actualidad, de los proyectos que están en marcha. Como se puede deducir del blog de Manolo, estamos rodando por fin la parte principal de «Estigmas«, la peli de Adán.

De momento los planos de Estigmas tienen muy buena pinta. Con el plan de rodaje encarrilado yo me escapo unos días a Orense, donde presentaré Nitbus y conoceré al protagonista de mi próximo corto.

Me doy cuenta que me sucede al contrario de lo que podría esperarse, cuando el nivel de actividad se desborda, más se me aclara el rumbo a seguir. Creo que van a volver a haber cambios (positivos) para el 2009.

La cortina de Wenders

Viendo el documental Tokio Ga de Mr. Wim Wenders, hay un momento en el que el propio Wenders habla con Yuuharu Atsuta, el operador de toda la vida de Ozu. Tras una imparable escalada emocional de la conversación, que lleva al Sr. Atsuta irremediablemente a las lágrimas, éste le pide a Wenders hasta tres veces que lo deje solo. Después de tardar todo un mundo en hacerle caso, finalmente la cámara acaba abandonando el rostro del Sr. Atsuta y reencuadrando improvisadamente una cortina. Aún sin saber quién es realmente el que toma la decisión de mover la cámara (es Wenders mismo?, es su operador?), el planito de la cortina es para mí el mejor de la peli.  Sólo echo de menos que no se produjera antes, pero ya sabemos que a Wenders le va un poco el rollo baboso-necrófilo. Toda la conversación con Atsuta tiene un aire a «Diario de Patricia» televisivo que no veas, pero la textura del 16mm y, cómo no, el reencuadre de la cortina lo salvan, llevándolo a otro estadio justo en el último momento.

Erice – Kiarostami


Estuve ayer en el CCCB de Barcelona asistiendo a una charla con Victor Erice y Abbas Kiarostami a resultas de la exposición recién inaugurada «ERICE – KIAROSTAMI. Correspondències».
Me gustó: las llanas y espontáneas respuestas de Kiarostami a algunas retorcidas preguntas del crítico Alain Bergala, y la reposada sabiduría de Mr. Erice.
No me gustó: la tendencia a la sacralización de las imágenes y un tufillo a nueva forma de mitomania mal entendida.
Pero ahí estábamos.

2046

Lamentablemente no suelo ir mucho al cine, pero hoy me he podido escapar y ver en la primera sesión el 2046 de Mr. WKW. Aunque son muy semejantes y comparten atmósfera, ambientes, vestuario, etc., me deja diferente sensación a la que experimenté con «In the mood for love» (que por cierto comenté aquí mismo hace ya más de dos años!!).
Lo que mantiene intacto este señor, es su capacidad para escaparse de la narración a la que estamos acostumbrados y conseguir que absorbas hipnotizado cada uno de los planos. La peli sólo tiene interiores, multitud de encuadres de pies y cinturas, música a tutiplén, mujeres guapísimas que no paran de llorar, montaje anticronológico y guión esquemático-embarullado, lo que desmiente un buen puñado de reglas de oro de los manuales de cine. Y ya estoy deseando verla por segunda vez…
Por cierto, WKW debería despedir al programador Flash de su página oficial. Es un prodigio de anti-usabilidad. A la cuarta vez que he tenido que esperar una barra de progreso he desistido. ¿Será el flashero este también co-guionista de la peli?

Cine mudo

Leí El palacio de la luna de Paul Auster hace unos años y acto seguido me compré la bibliografía completa y la absorbí de un tirón, cosa que no me ha pasado muy a menudo con otros autores. En los últimos años sus libros habían perdido bastante interés (Leviatán, Tombuctú…), aunque su peli Lulú on the Bridge no me pareció tan mala como para pasar casi desapercibida. Ahora acabo de terminar El libro de las Ilusiones, y me ha parecido que ha vuelto a dar en el clavo, está claro que su paso por el mundo del cine le ha dejado tocado. Es un libro oscuro y muy triste, muy visual, con descripciones de planos y secuencias al detalle y con un brillante desencanto desde el principio hasta el final. Como diría Chateaubriand, los hombres sólo empiezan a vivir plenamente cuando se encuentran entre la espada y la pared…

La obsesión del flipper

Estos días, repasando pelis en DVD (y algunas en DivX!!) he visto otra vez después de un montón de años Boy meets girl, de Leos Carax. Comparándola con «Mauvais sang» es posible que resulte perdedora, pero hay algunas cosas en esta peli que se ven sólo muy contadamente, te deja la impresión de que se ha filmado a hachazos, tan hermosamente atropellada que le perdonas todos los errores. Y ya no me acordaba de las dos largas secuencias del flipper, la primera cuando unos chavales alucinados observan como el técnico abre la máquina, y sobre todo la del final, cuando Alex comparte el petaco con un cincuentón perdedor. «Boy meets girl» tenía todos los números para envejecer mal, pero le ha pasado todo lo contrario.

También leo que inauguran la editorial Ponent Mon editando en castellano dos autores que he comentado aquí, La espinaca de Yukiko de Boilet y Barrio Lejano de Taniguchi. Eso se llama empezar con buen pie, porque son dos auténticas obras maestras.