Crash

Después de la Palm le ha tocado a uno de mis discos duros: 60Gigas que se han ido al container, y hemos sufrido aquí en la casa/oficina unos cuantos días con los PeCés en pelotas. Pero aquí estamos otra vez, informáticamente sanos. Hace una semana estuve en el penúltimo día de rodaje de la nueva peli de Cesc Gay, charlando con Pere Pueyo y Eduard Fernández, y hace un poco más estuve en la doble presentación de «Moby Dick», el documental de David y Jordi del que ya había hablado por aquí. Quería escribir de estas dos experiencias dedicándoles un post a cada una de ellas, pero su momento pasó y ahora que puedo me caen un poco lejos y hasta me da pereza. Hay más cosas pendientes y que no me olvido: subir «Semáforos», un corto sonrojante de… 1993 !!!, hablar de Internet2, recuperar la «Semana fotográfica infame» en formato de Fotoblog, retocar por enésima vez la web de Nhf, y más cosas…

Pixels como kikos

Hace unos años vi una película dirigida por Michael Almereyda llamada Nadja, una historia de vampiros, donde las secuencias desde el punto de vista del prota estaban filmadas con una cámara de juguete, una Pixelvision de Fisher-Price que sólo se fabricó entre 1987 y 1989. Estaba dirigida a los críos, su precio original era de unos 45€ y grababa en cintas de audio, de las de toda la vida, unos 5min en una de 90. La resolución es de unas 100 líneas, es decir 6 veces menos que una tele o 4 menos que un VHS. O sea, cuando lo amplías un poco los pixels se ven como kikos. Y en blanco y negro. Eso hace que hasta el más cotidiano de los planos pasado por la PXL parezca extraído de la pesadilla de un zombie. Sadie Benning se hizo famosa en los 90’s con diarios filmados en pixelvision explicando sus primeras experiencias lesbiánicas y otras lindezas. Me he entretenido en buscar si existen todavía estas cámaras y resulta que se venden de segunda mano entre 500$ y 1000$, dependiendo del estado. Hay festivales especializados y hasta ingenieros expertos en las PXL. He desistido de tener una, pero si alguien sabe de alguna, me gustaría probar… Yo soy de los que opino que cuanto más baja es la resolución del medio, más se excita la imaginación del receptor. Y la resolución de la Pixelvision es dificil de rebajar.