Toronto Day #3

Anita Rocha da Silveira presentando Medusa en la misma sala donde se proyectó TRES.

Vistas «Intregalde» y «Medusa«. Ambas estuvieron en Cannes. Las dos tienen estilos diferentes, pero comparten una estimulante mala hostia.
Por la tarde fui a The Beguiling y compré tres comics para repartir en casa (Seth, Brubaker y Kirchner). También ahí tuve que hacer cola, max. 8 personas dentro de la tienda.

He hablado con bastante más gente sobre la peli. Hay alrededor de 100 largos proyectándose por aquí, y el personal se hace listas con lo que quiere (o puede) ver. Sé que hay bastantes asistentes que han puesto a «Tres» en su lista después de que se viera por primera vez, y solo hace falta chequear un poco twitter o instagram para saber que no ha pasado desapercibida entre la marea de cine que supone esto.
Es una pena tenerme que ir ahora. Ya dominaba perfectamente el acceso al desayuno del hotel. Espero volver pronto.

Toronto Day #2

NHL’s Toronto Maple Leafs

Este va sin enlace de twitter y va a ser corto.

Vistas ayer «True Things» por la mañana y «Competencia oficial» por la noche. Pero sin duda el mejor drama ha sido ver en la pantalla gigantesca de un sports bar el Barça-Bayern a media tarde.

Ya he estado en cuatro salas, y la calidad de proyección es excelente en todas. Mis preferidas son las del Bell Lightbox, imagen definitiva y sonido muy contundente. Me sabe mal no tener fotos del pase presencial del lunes, pero es lo que tiene venir solo.

Para hoy solo he podido encontrar entradas para una rumana: «Intregalde«. Cada vez es más difícil pillar butacas libres, ni siquiera intentándolo a las siete de la mañana hay suerte. Aprovecharé el día para visitar The Beguiling y miraré de escribir un poco.

Toronto Day #1

El IMAX Cinesphere de Toronto

El IMAX Cinesphere de Toronto.

Mis contactos de whatsapp se despiertan seis horas antes que yo, y el vibrar de sus mensajes mañaneros me han desvelado bien pronto. Para desayunar en el restaurante del hotel he tenido que escanear dos QR y rellenar un formulario. Además, cuando hice el check-in ayer, le recepcionista me dio cuatro vales o «vouchers», cada uno con el número de habitación y la fecha de mis días de estancia escritos a mano. Cuando me llega a la mesa el gigantesco sandwich que parece que he pedido, me reclaman el «voucher» del día y lo entrego obedientemente. La combinación de seguridad analógica y digital para obtener un desayuno hace prácticamente imposible que alguien se cuele y consiga comer gratis en el Intercontinental Centre.
Por la mañana voy al cine, a una de las sala del «Bell Lightbox», el corazón del festival. He conseguido entrada para ver «Unclenching the fists«, una muy buena peli sobre el patriarcado en Osetia del Norte, y cómo una joven con heridas físicas y psicológicas consigue liberarse. Comedia no es, pero ha valido la pena.
Después de comer y hacer tiempo (me salto 4 horas en este relato por el morro), me vienen a buscar al hotel y en diez minutos estamos en el IMAX Cinesphere, la sala donde se va a proyectar «Tres«. El recorrido es corto, pero el coche que me lleva tiene que seguir a 10km/h la estela de una especie de mini-auto de campo de golf que nos escolta hasta la entrada de la sala.
Entramos por la puerta trasera, y Andrea y Diana me mantienen detrás de la pantalla, esperando que llegue el momento. A las ocho en punto Diana se dirige al personal, hace una pequeña introducción y me presenta. Diana estuvo viviendo en Barcelona y colaboró en mi primera peli. Es extraño y emocionante que ella me presente. Tras sus palabras cojo el micro y digo dos o tres frases educadas. «Enjoy the delay» es lo último que les suelto. La sala está al 50% de la capacidad, el máximo que permiten las normas Covid del festival, o sea que a tope.
Para ocupar mi asiento tengo que enseñar el QR de la entrada que he retirado para mi propio pase, Row P Seat 1. Es en la otra punta de la sala, y cuando me siento está todo oscuro y se proyectan ya las promos y los anuncios de los sponsors del TIFF. La sala es enorme, y la pantalla es curva, preparada para proyecciones IMAX. Para hacernos una idea: es muchísimo más grande que la del Phenomena de Barcelona, por ejemplo. El responsable técnico se queda a mi lado por si los niveles de audio no me convencen. Cuando arranca la peli, le digo al encargado que suba el volumen. Y aún lo hago una segunda vez antes de la secuencia del «idiotizer». Estoy tentado de subirlo una tercera vez, pero no quiero que comiencen a sangrar los tímpanos de la señora que tengo al lado. Aunque bastante alto, el sonido es limpio y nítido, y los surrounds y el subwoofer funcionan a la perfección. La sensación de inmersión en las secuencias clave está asegurada. La imagen también es buena, pero lo de la pantalla curva no me acaba de convencer. Quizás para los espectadores más centrados funcione, pero desde donde yo estoy distorsiona bastante el encuadre. Después lo comentaré con algunos asistentes, pero para todos ellos habrá sido una proyección técnicamente perfecta.
Termina la peli, y antes de los créditos la gente comienza a aplaudir. Mucho rato. El jefe me pregunta si puede atenuar los créditos y bajar la música, para que pueda comenzar el Q&A cuanto antes. Accedo y arrancan treinta minutos de preguntas y respuestas. La chica que lo conduce se explaya ensalzando la peli. Luego me cede la palabra. Me acerco el micro a la boca y muevo los labios, pero sin emitir sonido alguno, como si estuviera muteado y hubiera un delay. El personal se ríe bastante, y a partir de ahí creo que se animan a preguntar. Hablamos del porqué del título original de la peli, de Marta y su performance, del trabajo de sonido, de superhéroes, de Netflix y Amazon, de las reglas del delay, de los fragmentos en catalán y gallego que tiene la peli. Todo ha ido muy rápido y de repente se acaba el Q&A. Antes de salir se me acercan cuatro o cinco personas a hablarme personalmente de la película. Al menos dos de ellos son diseñadores de sonido. A ambos les ha tocado personalmente la película. Uno de ellos enfatiza el toque «europeo» que, según él, tiene el largo. Un americano jamás hubiera explicado la peli así, me comenta.
Me llevan en un coche del festival a una mini-party en el centro. Tras enseñar los correspondientes QRs, comemos y bebemos algo mientras de vez en cuando alguien se atreve a acercarse a hablarme de la peli. Yo nunca hago algo así, y lo valoro mucho. Una chica me pregunta sobre la escena de sexo, y una pareja quiere una explicación sobre el final de la película. Improviso respuestas cada vez, espero que pronto alguien suba el significado de la peli a la wikipedia y aclare las cosas.
Son las 2AM cuando volvemos caminando al hotel, con Javier y Juan Marín de «Lo invisible». En el camino hablamos de «La Conversación», de Fleetwood Mac y de tiendas de cómics en Toronto.
Al llegar, el enorme hall del hotel está vacío.
A dormir.

Toronto Day #0

Roy Thomson Hall

Bcn->Amsterdam
Casi no he dormido. Ha sonado el despertador a las 4:20 y en menos de 10 min. ya estaba dentro del taxi.
El taxista dice exactamente estas palabras: Hola amigo, vamos aeropuerto, T1 rápido que estamos.
4:48 estoy en El Prat T1. Cola enorme para el check-in de KLM. Nervios. Me doy cuenta que la preparación del papeleo del viaje es tirando a pobre: no llevo impreso lo que creía llevar impreso. Ya pasa de la hora de embarque cuando me atiende una señora muy seca en el mostrador más alejado del final de la cola. Pasaporte, vacunas, Pcr, EU COVID, eTA, arriveCan… ya no sé lo que está en el móvil y lo que está en papel. Se lo dejo todo tirado por ahí. No facturo maletas y me da la tarjeta de embarque de muy mala gana. Puerta D75. Otra cola intensa antes de pasar el control seguridad. Me cuelo delante de una moza que se está bebiendo un batido, en lugar de simplemente tirarlo antes del escáner. Debe ser caro, o muy proteínico. Mi arco no pita. Marcha atlética hacia la D75. Ya llaman a los últimos, y uno de esos soy yo. Entro en el avión aún respirando fuerte. Asiento 25D. Despega. ¿Quiere tomar algo? Oranch yus.
Amsterdam->Toronto
8:25 estamos en AMS. Cintas transportadoras hacia la otra punta de Schiphol, a conectar con el vuelo a Toronto YYZ. Control de pasaporte número 1. Look at me, mask, cap. Pasado. En la pantalla indica puerta F2. Allí, control de pasaporte numero 2: tarjeta de embarque, Pcr, arriveCAN, eTA… mascarilla, gorra, quitar, poner. Han sido 40 minutos de cola. Sorprendentemente, detrás de la puerta F2 no se entra hacia el avión. Era solo para un control previo, ahora hay que ir a la F6 para el embarque. Más espera. Intento fallido de extraer algo de comer de la máquina del vending.
Control número 3, esta vez solo de pasaporte y tarjeta de embarque. El que va delante mío es rechazado por no haber pasado antes por la F2. Yo lo paso, esta vez con mascarilla y gorra puestas. Avión repleto. Asiento 34H, pasillo, mis compañeros ya están todos aposentados. Son especialmente voluminosos, extremidades ocupando ampliamente ambos reposabrazos. Esto va a ser arduo. Llega una azafata neerlandesa, y le dice al del medio que puede ir a sentarse con su mujer, que hay hueco. Perfecto. La cosa mejora. El de la ventanilla tose de vez en cuando. Habla un inglés impecable, pero está leyendo un libro en ruso.
Frío. Mantita. Pruebo una peli del menú: «A quiet place II». Es como la I, pero con un flashback al principio. Pasta or chicken. Pido chicken pero me ponen pasta. Al menos no lleva tomate.
Sentado a unos metros de los motores de un super-reactor no es el mejor lugar para apreciar «A quiet place II», pero la termino sin incidentes.
Me tapo con la mantita azul, me quedo medio frito y ya estamos en Toronto, han sido poco más de 7 horas.
Tres controles más en la aduana. Uno electrónico y otros dos presenciales. Pero la cosa pasa rápido, o es que ya todo me da igual. Taxi en la puerta A desk 7.
Hotel Intercontinental Centre habitación 1811.
Son las 13:00 Toronto time.
Por la tarde veo a gente de la organización (Diana Sánchez y Diana Cadavid, gracias) y conozco a Javier Andrade, Anahi y Daniel, que acaban de presentar «Lo Invisible». Están muy contentos. Cenamos juntos, y luego vamos a ver «Le bal des folles», una peli de Mélanie Laurent. Intensa, pero estoy muy petado y no me queda empuje para seguirla en condiciones.
Al salir llueve y me mojo de vuelta al Hotel.
Mañana proyectan Tres, explicaré cómo va.

Panderetemia

 

STILL IN THE DARK

Más brillante que mil soles
la excursión hacia las estrellas
al volante, en el auto,
saliendo de plano, del planeta,
a continuar con la búsqueda.
Rezamos en la oscuridad
de la iglesia de las Ciencias.

El árbol del conocimiento
da frutos agridulces;
al hombre de la calle, la ciencia
le confiere infinidad de beneficios.
Pero seguimos en la oscuridad,
donde siempre estuvimos.

Repasa cada una de las «Ciencias»,
ninguna muestra más que fragmentos
y aún así todas proclaman orgullosas su saber…
Basta un simple silencio
para quebrar el corazón mortal.

Así que arrodíllate adorando
la maravilla que es el hombre;
Hemos aprendido todo lo posible,
exploramos cada frontera
que aparece en nuestro camino.
Pero seguimos en la oscuridad
aunque ahora la llamemos día.

No, no hay respuesta
no hay prueba eterna
ni verdad atemporal.
Aunque luchemos por abrir los ojos,
seguimos en la oscuridad
en lo referente al porqué.

Seguimos en la oscuridad
acurrucados
y así nos quedaremos.

Pipiolo on the road

En el año 2000 me fui al Cinemart, el mercado de proyectos del Festival de Rotterdam, a intentar buscar coproductores para «Mike y Susi», que es como se llamaba entonces lo que resultó siendo «TILT – Nos hacemos falta».  

Era un completo pardillo. Cada día enviaba un mail a los colegas y la familia. A Dani Vela le hicieron gracia los mensajes, y los acabó publicando en la web en Flash que hizo para la peli. De ahí los he rescatado usando un descompilador de ficheros swf.  Ojo que el post es largo…


Enviado: domingo, 30 de enero de 2000 20:22

De: jgim@——-.com
Para: Miguel Ángel ; Oscar ; Pere ; María ;
Asunto: Rotterdam Day #1
Hola,
tal como os prometí, aquí va un resumen de mi jornada de hoy, que ha sido bastante intensa y no sé si muy provechosa. Ya se verá. De momento tengo la sensación que por aquí se mueve gente con dinero y con ganas de gastarlo, pero todavía no he podido enganchar del cuello a ninguno de estos. Hoy he tenido 4 citas y media:

1ª Cita – Mr and Ms ———-, de ———– ,Israel

9 de la mañana. Llego en punto a la sala donde se supone que es la reunión. Este matrimonio llega con 20 min. de retraso. Son un par de yayetes que hablan muy poco y que no saben muy bien de qué va mi película. Me dicen que a uno de ellos le gustó la sinopsis, pero no se ponen de acuerdo a cual de los dos. Más tarde la mujer me dirá que está enferma, que ha estado vomitando toda la noche. La reunión es un poco “tensa”, al final ya no sé qué hacer y les pongo el “Libre Indirecto” que llevo en la bolsa. No tiene subtítulos (Oscar !!) y me veo explicándoles el argumento a medida que avanza la peli, ahora le dice que es su novia, ahora que está embarazada, etc. Pido la versión con subtítulos que tienen los de la organización. La mujer me dice si mi peli es como las de Almodóvar. Le digo que no salen travestis. Hay un momento de silencio y pienso que podrían ser familia lejana de Woody Allen. Llega el de la organización con la copia con subtítulos, pero la pareja ya se ha ido de la sala, y me encuentra sólo, recogiendo los papeles y las cintas. Un comienzo de puta madre.

2ª Cita – A. L. de S. C. Films, England

Esta cita resulta ser en la misma sala y justo después de la anterior, o sea que vuelvo a sacar los papeles y las cintas y los dejo donde antes. A. es unachica de unos 38 y antes de que le explique mi historia me lo deja bien clarito: No puede hacer nada concreto para ayudarme en mi proyecto. Simplemente quería hablar conmigo porque le ha gustado mucho la historia. Como ya estamos allí y como tengo el portero subtitulado, se lo pongo en el video. No tengo que explicarle que está embarazada, porque ya lo va leyendo debajo. Cuando se acaba me dice que los personajes se veían muy pequeñitos. Es que estaban lejos, mujer.

3ª Cita – C. V. de T. Entertainment, Germany

Este hombre no aparece. Me pasan una nota que llegará por la noche, o sea que quizás mañana…

4ª Cita – ————- ————- de ————-, Germany

Esta tiene dinero. Se le nota por la forma en la que saca sus papeles, por la calidad del dossier de su compañía y por que lo primero que me dice es: “qué quieres contar con tu película”. Me invento una parrafada y parece que la convenzo. De pronto me sorprende diciendo que visionó mis tres cortos el día anterior, y que le gusto el del bus y sobre todo, sobre todo, el del niño y los pinballs. Aquí me lo pone a huevo, y le hago ver que el espíritu de ese corto es el que más tiene que ver con el largo que pensamos hacer, que si el B&N, que si el niño, que si el flipper y tal. Antes de que se vaya, le digo directamente si me va a dar algo o no, porque no me concreta nada. Insisto. Me dice que está acostumbrada a que la presionen y que me dirá algo. Eso sí, necesito un apoyo en firme de un distribuidor y mira mi lista de contactos para ver si tengo alguna cita mañana o pasado con alguien interesante. Me marca con una pluma MontBlanc dos de mis próximas citas. Atento Oscar: Necesita en breve un presupuesto REAL en Excel. Adjunto a este mensaje tienes todos los presupuestos que hemos ido haciendo de M&S. Deberías currar y a ver si puedes antes del miércoles enviarme por mail un presupuesto en Excel TRADUCIDO AL INGLÉS, por importe de — millones de pesetas, que aquí nadie se mueve por menos. Eso si, mantienes los super 16mm y todo, pero cargas en los sueldos para que cobremos todos y podamos vivir a costa de esta mujer y de otros como ella.

La mejor cita del día.

5ª Cita – P. B. de The P. Company, Germany

Me saluda efusivamente. Se sabe de memoria los diálogos del “libre indirecto” (Miguel: como el Kepa Sojo). Tiene una productora fuerte, con varias películas en Rotterdam los últimos años, y me recuerda que le debía haber enviado mis anteriores trabajos, tal como le prometí en Sarajevo. Prometo demasiadas cosas, se ve. Le doy la cinta, pero me equivoco y le doy la subtitulada…

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Localizaciones

Texto encontrado en una libreta, escrito a mano un indeterminado día laborable de diciembre de 1997. No se han cambiado nombres de personas ni de lugares.

A las 15:00 horas estamos comiendo en el Bar-Restaurante Agustín, Albalate del Arzobispo.

La conversación versa sobre el equipo perfecto para una película del tipo que pensamos llevar adelante.

Lu, Cristina, Javi salen en la conversación. Decido no viajar a la Rioja y volver a BCN. El menú: Chuletón, oreja, patatas fritas y ensalada del tiempo.

El plan de la tarde: Ir al encuentro de José Ángel en Albalate mismo. José Ángel nos pone en contacto con Germán, quién conoce a Víctor, el dueño del Shangai.

Encontramos a Víctor en un cutre-bar de Samper. Hemos tenido suerte. Es un tipo de unos cincuenta y pico, mal llevados. Poco después nos enteraremos de que se suele enchufar “una botella de ponche diaria” y así le sienta al hombre.

Víctor no quiere colaborar personalmente en mostrarnos el Shangai. Pere y yo nos mantenemos alejados de la negociación, es Óscar quien lleva el peso del asunto. Víctor se levanta del taburete en el que parecía injertado y se dirige al fondo de la barra. Efectúa una llamada telefónica. Se tira 15 minutos hablando.

Al cabo de un rato de haber colgado y vuelto a su taburete particular, aparece por la puerta un tipo pequeño, enjuto, con barba descuidada, pelo semi-grasiento y una cicatriz mal curada en el pómulo izquierdo. Pronto sabremos que se llama Mariano y tiene 37 años. Ninguno de nosotros hubiera acertado su edad. Nos indica que debemos seguirle. Salimos de Samper en la furgo, y a rebufo de la Trans del Mariano nos presentamos en el Shangai en pocos minutos.

Estoy preocupado porque no llevo el vídeo, y la película fotográfica que me queda es de 100 ASA, demasiado poco para la luz que nos espera.

Mariano nos conduce a la parte trasera del Shangai, donde se esconde un nada desdeñable generador eléctrico.

Dos intentos bastan para ponerlo en marcha. Nos cuenta que hasta hace poco había uno más pequeño que le traía muchos problemas. Dos, tres viajes por mes a Zaragoza. Sesenta, setenta billetes por reparación.

No salía a cuenta.

Mariano va tomándose confianza y sus silencios son cada vez más cortos. Entramos por primera vez en el Shangai con las tenues luces del piso superior encendidas. La parte de abajo aún escondida por la penumbra. Ascendemos por unas estrechísimas escaleras y ya estamos en el piso superior.

Tres habitaciones y el privado.

El dueño es el Víctor, pero el Mariano ha alquilado el local y lo maneja a su antojo. Ha llegado a tener hasta siete mujeres en los mejores momentos del Shangai. Tres durmiendo en el privado y una en cada habitación pequeña. Hago la suma y me salen seis mujeres durmiendo, pero quién soy yo para contradecir las matemáticas del Mariano.

Nos cuenta que antes aún estaba peor la decoración. Al menos ahora las habitaciones tienen bidet y lavabo, y comprobamos que así es, que el Mariano está en lo cierto. Todas tienen bidet y lavabo al lado del camastro que preside cada escasísima estancia. Si no fuera por la luz roja de laboratorio fotográfico amateur que alumbra cada uno de los cuartos, podría tratarse perfectamente de celdas carcelarias.

Me introduzco en una de ellas para hacer algunas fotos con el temporizador y se me cruza entre las piernas un ratoncillo. Encaja perfectamente con el local.

Al rato, y después de que Pere y yo hagamos unas cuantas fotos más, bajamos al piso inferior. Allí el Mariano, sin dejar de dar conversación continua a Óscar, enciende los fluorescentes y las luces puntuales de la barra, dejando al descubierto el centro neurálgico del Shangai. Es perfecto para la peli. Y si no es perfecto, haremos que lo sea.

Pere le pide que encienda las luces del exterior. El Mariano accede porque está de buenas, se le nota. Salimos y hacemos unas fotos.

El Mariano está preocupado por si alguien va a creer que tiene el local operativo. Se apagan las luces.

Luego se sienta en uno de los taburetes y arranca la narración. Aquí es donde el Mariano comienza su historia y ya no parará hasta que abandonemos el Shangai una hora más tarde.

Comienza diciendo que había una vez en el Shangai una cubana de cuidado, y que el boca a boca hizo que viniera gente desde comarcas más lejanas que nunca. La gente aparcaba detrás del local para que no les reconocieran el vehículo.

Que los lugareños dicen a sus parientas que se van toda la noche a regar y se pasan la noche regando el coño de alguna en el Shangai.

Que le quitaron el carné de conducir por dar 0,43 (¿?) en el control, y que al no poder usar el coche se tiró dos meses viajando a pie por los ribazos. Que algunos clientes fijos se llevan a las mujeres fuera del Shangai a pasar la noche, mientras que otros se quedan en el local hasta pasado el mediodía y se marchan sin despedirse de nadie, porque el local ya está vacío. También hay alguno que se sube a dos a la vez a la habitación.

Que una mujer de Zaragoza le proporciona mozas, casi todas sudacas (sic). Que no le enrolla nada que las mujeres se droguen. Un canuto, un poco de chocolate, pase. Más, o más fuerte, es peligroso. Que tuvo a una que se enchufaba de todo antes de comenzar la noche y así aguantaba el curro diario. Que en verano no hay negocio, las mujeres se van a la playa, a Benidorm o a Salou. Eso sí, las pocas que se quedan suelen ponerse a tomar el sol en el porche del Shangai, o por la tarde al fresco, y muchas noches cenan fuera. Que las mujeres tienen derecho a tres consumiciones pagadas por la casa, aparte de lo que saquen a los clientes. Muchos de estos clientes sólo van a divertirse, y pasan bastante de las mozas. Que ha tenido sus tiras y aflojas con los guardias civiles de la zona. Denuncias, multas, papeles en regla. Si el Víctor está en el local la cosa cambia. Los guardias civiles lo respetan.

Un día apareció un albañil en paro borracho preguntando si su mujer trabajaba en el Shangai.

Se puso borde y el Mariano tuvo que darle un par de bastonazos en las costillas y echarlo a patadas del local. El albañil lo denunció y la guardia civil volvió a tener sus tiras y aflojas con el Mariano. Todo acabó relativamente bien.

Últimamente la guardia civil no lo molesta. Ven las luces encendidas, rodean el local y se marchan.

Si el Mariano oye llegar algún vehículo y tras un tiempo razonable nadie entra en el local, agarra el palo que guarda debajo de la barra y se prepara para lo peor.

Una vez, cuatro tipos, dos de ellos encapuchados, intentaron darle el palo detrás del garito. En otra ocasión la Susana intentó engañarle con la recaudación nocturna, cuando estaba claro, por las cajas de refrescos vacías, que por lo menos se habían consumido setenta mil pelas. No las dieciocho mil y pico que le ofrecía la Susana.

Una noche vinieron a visitarle sus colegas de la competencia. Tuvo una discusión con ellos sobre los precios que deben regir en los clubs de la zona. Le hicieron ver que un agua no puede valer 500 pelas, por mucha cubana que tenga en plantilla. Al final consiguió un buen pacto: quince días con los precios inflados, y luego ir reduciendo el margen comercial poco a poco.

En invierno, las mujeres vuelven al Shangai, o si no, a la carretera de Valencia, que también hay negocio allí. Otras chicas se van a hacer la plaza un mes. Pero ninguno de nosotros entiende lo que es hacer la plaza. Nadie se atreve a interrumpir al Mariano y preguntarle.

Nos dice que en el local faltan un par de máquinas tragaperras, y que cuando pongan la luz las colocará por ahí.

Bruscamente, nos informa de que ha de cerrar. Nos subimos a la furgo y nos vamos. Por la mañana, ya de vuelta para Barna, pasaremos una última vez por delante del club.

Tendremos suerte, porque hará un buen día, y los tres podremos imaginarnos a las mujeres del Mariano tomando descuidadamente el sol en el vacío porche del Shangai.

Lugar de curación

Hoy, a través del facebook de King Crimson, he dado con el blog de David J Nibloe, un verdadero fan de Sylvian como yo. Entre un montón de textos interesantes, encuentro un revelador post sobre «The healing place», el tema que abre el álbum instrumental de los dos que componen «Gone to Earth», publicado originalmente en 1987.

Nibloe rescata de un cassette la voz original del artista alemán Joseph Beuys, la misma que aparece en la mezcla final. Beuys fue uno de los fundadores del partido verde, y uno de los inspiradores de Sylvian, sobre todo a finales de los 80 y principios de los 90.

Yo «robé» ese tema para usarlo en «Velada», el corto del que ya escribí aquí mismo hace ¡nueve! años. Allí decía que había dos versiones del corto. Pues bien, el año pasado aún se añadió una tercera, a partir de un reescaneado 4K del Super 8 original.

He improvisado unos subtítulos en inglés, y aquí lo dejo. Era prácticamente un trabajo de escuela, y nunca hubo la intención de que tuviera vida comercial. Han pasado 25 años. Espero que Sylvian no se moleste por el atraco.

La versión 2019 de Velada.