He leído esta semana los tres volúmenes del cómic traducido aquí como «El almanaque de mi padre» de Jiro Taniguchi. La experiencia ha sido memorable, si alguien quiere saber porqué el cómic es el arte evocativo por naturaleza, en estos tres tomitos encontrará una buena demostración.
Una historia simple que crece sin grandes aspavientos, una ambientación extraordinaria, un dibujo detallista que no cae nunca en el virtuosismo gratuito, y sobre todo un ritmo narrativo único, que me ha recordado muchísimo las pelis de Ozu, sobre todo Historias de Tokio. ¿Alguien se atreve con un manga para adultos?
No me he olvidado de la semana fotografica infame. La foto nº 2 está disponible.