A cuento de la movida generada por el librito de Migoya «Todas putas», cuando te señala el dedo de la opinion pública da igual lo que digas o hagas, la marea mediática no hay quien la pare. No he hablado con el interfecto, pero me juego que a él todo esto le está haciendo bastante gracia (aparte de que ya no se puede comprar su libro, que no deja de ser una putada). Como decía Zappa, ser feminista no te libra de poder ser gilipollas, y si todas las canciones, novelas, tebeos y películas fueran políticamente correctas, entonces mejor nos vamos a vivir todos al Vaticano. Eso sí, si alguien se interesa en publicar un libro tuyo, exígele por contrato que no se meta en ningún cargo público en los próximos 35 años.
Addendum: Aquí hay un comentario alternativo al de radios y prensa usuales.